miércoles, 24 de marzo de 2010

Un golpe anticipado


Espero no describir de forma convencional lo que fue el terrorismo de estado vivido en Argentina hace ya más de 30 años. Iniciado formalmente el 24 de marzo de 1976 y finalizado el 10 de diciembre de 1983, fue la etapa más regresiva y humillante que pudo sufrir el pueblo argentino. Sus secuelas (hoy en día visibles en la individualidad, en el “sálvense quien pueda”, en la falta de solidaridad e inseguridad que sufren los argentinos) han sido lo más palpable que hemos heredado de ese período junto con la crisis económica que desembocó en el desarme industrial, en el deterioro de la cultura de trabajo, en una deuda externa sextuplicada al final del mandato y un nivel de pobreza nunca antes visto en Argentina. La ausencia de 30.000 futuros dirigentes políticos (Muchos afirman que tenemos una clase dirigente vieja, arcaica, sin motivación, que hace falta una generación de políticos. Sin duda. Falta la generación que se llevaron en aquellos años) Si les incomoda o no creen en 30.000 personas, no importa, es un número. “Las listas de muertos aumentan o disminuyen según la ideología de quién cuenta los muertos” escribió José Pablo Feinmann en un articulo de “Peronismo, filosofía política de una obstinación Argentina” refiriéndose a la variabilidad cuantitativa de las listas de desaparecidos en la dictadura. Menem alguna vez alegó que fueron 6.000 los desaparecidos. Me imagino que no tengo que explayarme contando lo que sucedió bajo el “Proceso de reorganización nacional”. ¿Qué Re-organizaron? La matanza, la desaparición, el limpiar los “Zurdos” de Argentina. Justamente a este punto, tan sobresaliente del golpe militar, es al cual quería llegar. No para dar una lista de los desaparecidos, ni de los centros clandestinos de detención, ni las torturas, ni los vuelos de la muerte, sino para ubicar el origen de esta desatada matanza.
Pocos años antes del golpe de estado del 76, este concepto macartista de eliminación del comunismo ya había comenzado a formarse bajo un gobierno democrático. La triple A (Alianza Anticomunista Argentina) fue creada por el secretario personal de Juan Domingo Perón, José López Rega. Junto con la complicidad del General, la triple A tomó personajes como Rodolfo Almirón y el entonces comisario general de la Policía Federal Argentina y Alberto Villar (luego asesinado por la organización Montoneros) para llevar a cabo la tortura y asesinato de militantes de partidos de izquierda y dirigentes políticos.
La triple A hizo su primera aparición en el año 1973 cuando colocó una bomba en el auto de Hipólito Solari Yrigoyen. El entonces Senador radical sobrevivió al atentado. La organización anticomunista tiene en su lista de asesinatos a una cantidad extensa de dirigentes políticos. Entre ellos se encuentran: Silvio Frondizi, hermano del ex presidente Arturo Frondizi; Julio Troxler quien fue uno de los sobrevivientes del fusilamiento de José León Suárez en 1956; el ex vicegobernador de Córdoba, Atilio López; el sacerdote Carlos Mujica (uno de los referentes del movimiento de sacerdotes para el tercer mundi) y el poco recordado e histórico diputado nacional, Rodolfo Ortega Peña.
La lista continúa, pero solo quise hacer hincapié en la talla de estos dirigentes. No están muy lejos de la condición de las personas asesinadas o refugiadas bajo la dictadura militar. Muchos medios pasan por alto este “pequeño”, pero sangriento, período que comienza con la tercera presidencia del General Perón pasando por el gobierno de su esposa María Estela Martínez, hasta poco antes del comienzo de la dictadura, en la cual la triple A ya había sido descubierta. Fue pensada, diseñada y creada para excluir a la izquierda que por entonces era crítica del gobierno de Perón. Años antes de su formación, exactamente el 29 de mayo de 1969, aconteció uno de los estallidos más revolucionarios que pueda recordar la Argentina: fue “El Cordobazo” Estudiantes y obreros en las calles movilizados contra una dictadura, que impedía la vuelta del general. Luego del suceso de mayo, se produjo la caída del presidente de facto Juan Carlos Onganía. Pero por más que el tiempo pase, muchos cimientos ya habían sido instalados en la juventud. Una juventud que corría por izquierda al “tercer Perón”. Aquel “Viejo” que los adoctrinaba y arengaba desde España, ya no estaba jugando las mismas cartas y no deseaba para el país lo que la juventud misma gritaba. Sería interesante que en los espacios educativos revelen como se formo el golpe militar de marzo del 76, somos concientes de que no cayó del cielo, sino que fue una misión pensada y proyectada años antes del 24 de Marzo de 1976.

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