domingo, 19 de diciembre de 2010

Olvidado Olvidadizo


Nuevamente el diario La Nación convoca a escribir en sus páginas a un intelectual europeo para que desarrolle un minúsculo análisis sobre una parte específica y controversial de la historia argentina. Esta vez es el caso de la editorial de Tzvetan Todorov, un lingüista y crítico literario nacido en Bulgaria en 1931. De joven seguramente sufrió al comunismo más retrogrado en su país y luego, al marcharse a Francia, habrá vivido una de las jornadas más gloriosas de la juventud en el mayo francés de 1968. Un hombre crítico con los regímenes totalitarios como el comunismo y el fascismo. No hay duda de la capacidad de este hombre y de su conocimiento extenso en varias ramas de la sociología, la filosofía y la historia. Para llevar adelante sus trabajos viajó por varios países de Europa, tanto del este como del oeste, en busca de nuevas realidades y nuevas sociedades.
            Un día llegó a América para conocerla, estudiarla y poder examinarla como lo hizo con los países de su continente. Intentó analizar al neoliberalismo y a las dictaduras que se propagaron de forma exponencial en Sudamérica en la década del 70.
            La editorial de Todorov es un pequeño análisis de esa década. Toma como actores centrales al ejército y a las guerrillas. Hace una absurda y lamentable comparación porcentual de personas asesinadas por grupos guerrilleros de Camboya y el ejército Argentino. No sé que habrá querido lograr con esa comparación, de todos modos es muy poco sustentable. Al ser simplista y reduccionista y al caer en la facilidad de una dicotomía tan pobre para el análisis de una sociedad, reproduce el discurso típico de la derecha Argentina.  El “razonamiento”  que desarrolla se lo denomina “la teoría de los dos demonios”. ¿En qué consiste?  Hay dos demonios que lucharon  por el poder.  Las fuerzas armadas por un lado y la guerrilla por el otro.  Parte de la guerrilla tomó las armas para la vuelta de Perón a la Argentina y otra parte seguía la consigna de la patria socialista.  Las fuerzas armadas, por su parte,  luchaban  y frenaban a esta “turba subversiva” que intentaba transformar al país en un régimen comunista. Era simplemente una guerra civil de un bando contra otro. Para los que reproducen este pensamiento, sin ningún lugar a dudas, el golpe de estado de 1976 es consecuencia de esta guerra civil y fue, gracias a este golpe de estado, que Argentina no llegó a convertirse en la segunda cuba.
            Así es como Tzvetan Todorov cree a la historia Argentina de los 70. Se olvida, de manera sorpresiva para mí, de cuál fue la función de los golpes de estado en América Latina: La apertura de las economías a las políticas neoliberales impulsadas por Estados Unidos. Luego de la crisis del petróleo que afectó fuertemente a la estructura capitalista mundial, el capitalismo mismo tomó la morfa del neoliberalismo. Extinguidas las políticas keynesianas, Estados Unidos impuso, mediante los golpes de estado en América latina, la apertura de las fronteras de estos países para imponer sus medidas. Con democracias (tan débiles en esas décadas) era impensado que puedan aplicarse ciertas políticas económicas. Con golpes de estado comandados por el país del norte, todo sería más fácil de aplicar. 
Vale la pena recordar el papel fundamental de José Alfredo Martínez de Hoz en aquellos años frente al ministerio de economía y cumpliendo a rajatabla con cada medida necesaria para ser un país neoliberal ejemplar. Consecuencias: aumento de la deuda externa por cinco, aumento de la pobreza, aumento de la indigencia,  aumento de la desigualdad, destrucción de la industria Argentina, congelamiento de salarios e inflación entre otros.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Un Perón únicamente peronista

General Juan Domingo Perón
Quizás este texto no tenga la estricta argumentación de un ensayo ni la detallada narración de una crónica. Es más bien, la reflexión sobre una disputa asentada dentro de la sociedad Argentina. Ésta disputa es el peronismo. ¿De qué lado ponerlo? ¿Derecha o Izquierda? ¿López Rega o Cooke? ¿Rucci o Abal Medina?
Es posible que estos términos antagónicos tengan varios puntos en común, de hecho lo tienen, pero no quiero ser tan lineal en el pensamiento. Pretendo remarcar que estos dualismos que formé son, más que nada, capitalizados en personajes históricos del peronismo para poder hacer más visible este enfrentamiento ideológico. Para comenzar a dilucidar este enigma deberíamos empezar por analizar al “Padre eterno”, líder de la conducción.
Nos encontramos con una curiosa situación que Perón, el padre eterno, vivió en su época. Lo tildaban de comunista o de nazi. Aquí observamos las aristas más sobresalientes del ex presidente argentino. Fue visto como un “nazi”, perseguidor, torturador, en contra de la libertad de prensa y déspota. De la vereda de enfrente era visto como un comunista, le otorgaba derechos al trabajador, quería formar la dictadura del proletariado, se apropiaba de la ganancia extraordinaria del campo argentino por medio del Instituto Argentino de Promoción al intercambio (IAPI) hablaba de la función social de la propiedad privada y del capital, nacionalizaba las empresas de servicios públicos, etc. Supongo que habrá que distanciarse de los sentimientos que a uno lo guían y pensar en frió: Ni muy muy, ni tan tan.
Hay hechos objetivos del primer peronismo que fueron lamentables. Eran otras épocas, otra organización mundial, pero por nada de lo mencionado puede defenderse el perseguimiento de políticos o el cierre de un diario opositor. Perón no ha perseguido a judíos durante su gobierno. De hecho, varios allegados y ministros de sus mandatos lo eran, así que no insistan con la idea de un Perón nazi. Pero hay que aceptar que, también, muchos referentes nazis han venido a la Argentina a refugiarse en pleno gobierno peronista. Que a nadie confunda estos hechos. Los jerarcas nazis Adolf Eichmann o Joseph Mengele, refugiados en Argentina, nunca influyeron en las políticas del gobierno de Juan Domingo Perón. El gobierno nacional no sacó rédito de estos repulsivos referentes del nacional socialismo Alemán, aunque habrá que admitir que ha sido una vergüenza que estos genocidas no hayan tenido su condena.
No podemos decir lo mismo de Estados Unidos, país que sí aprovechó a varios científicos de la dictadura nazi. Cuestión insólita para el país de la libertad y enemigo del nazismo. El caso sobresaliente es el del ingeniero aeroespacial Wernher von Braun quien supo militar en las filas de la SS y el mismo que, al final de la segunda guerra mundial, fue enviado a Estados Unidos por parte del gobierno Norteamericano. Paradójicamente el científico alemán trabajó en la NASA Y fue un sujeto central para la creación del cohete Saturno V el cual fue utilizado para la llegada del hombre a la luna. Un científico nazi supo darle a Estados Unidos una de las victorias más grandes frente a su enemigo histórico, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
Volvamos al tema central de este texto. Si algunos lo imaginan a Perón como un comunista ¡Más lejos imposible! Si nos referimos a los perseguidos en la etapa del primer peronismo, los comunistas van a la cabeza. Había que quitar a los “rojos” de los sindicatos para hacerlos peronistas. Perón supo ser más equitativo; pudo brindarle derechos, casi impensables en esa época, a millones de trabajadores; la participación de los trabajadores en la renta nacional logró superar el 50%; La nacionalización de todos los servicios públicos y el mejoramiento sustancial de la salud y educación pública. Todo esto, sin ningún lugar a dudas, se pudo lograr gracias a la función del IAPI como ente encargado de la compra y venta de las materias primas exportadas por el sector agro-exportador. Interés tocado por el peronismo a la oligarquía más acérrima de la Argentina. Pudimos ver las dos caras y los dos puntos de ataque que sufrió (y sigue sufriendo) Perón.
Lo más grave de todo lo mencionado fue la calificación tajante que le han puesto a Juan Domingo Perón. Ni comunista, ni nazi. Los dos extremos ideológicos (tan cercanos paradójicamente algunas veces) se vuelven obsesivos al calificar a Juan Domingo Perón. Vieron y ven el diablo en su figura y por lo tanto, siempre pusieron el cartel de demonio en él y en su movimiento. La defensa más firme que pudo dar Perón para alejarse de estas dos categorías es la idea de la “tercera posición”. Cualquier peronista de base comprende a este concepto. Ni yankee, ni marxista. Peronista. La idea de un gobierno que redistribuye el ingreso, que les da derecho y participación a los trabajadores, pero que no deja afuera a la burguesía nacional y su importancia para el desarrollo económico del país.
Es inaudito querer analizar al peronismo en una minúscula editorial como ésta. Vemos decenas de ensayos dedicados a este fenómeno. El caso más sobresaliente es el reciente libro de José Pablo Feinmann “Peronismo: Filosofía política de una persistencia argentina”. Son más de 700 páginas y solo es el primer tomo. Únicamente quise dejar en claro la falsedad de colocar al Peronismo o mejor dicho, a Perón a una izquierda o a una derecha extrema. El peronismo es y fue tan amplio que puede hurgar en los dos extremos. Quizás sea un defecto sustancial del peronismo su “capacidad” de contener en su movimiento a la derecha y a la izquierda; a López Rega y a Cooke; a Ruccio y a Abal Medina.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Awka Liwen (Rebelde amanecer)


Avenida de Mayo 1635, frente a la plaza Congreso. Estoy esperando el comienzo del documental Awka liwen. Las veredas del centro están plagadas de trabajadores que vuelven apresuradamente a sus casas. Las bocas de subte parecen ingresos de madrigueras. Son las siete de la tarde y sigo en la cola, son a las 18:20 y supongo que Osvaldo Bayer y Felipe Pigna ya estarán dando la presentación del documental. Mientras tanto, la cola sigue prologándose a lo largo de toda la vereda hasta la Avenida Rivadavia y me dispongo a leer el folleto de Awka Liwen que tomé del suplemento NO! de Página/12. Luego de cincuenta minutos, la cola empieza a avanzar. Al fin ingreso en el cine. La sala donde proyectan el film se encuentra en el piso 1. Son largas las escaleras y pienso en lo difícil que se la hace a la señora que está delante de mí subiendo, o mejor dicho, sufriendo estos escalones. Subimos al primer piso y en el medio del recorrido veo a un periodista entrevistando al dibujante Rep. Detrás de él se ve el afiche del documental. Está, justamente, dibujado por él. El cartel tiene dibujado a Osvaldo Bayer regando una flor y rodeado de árboles y ríos. Resulta algo tierna la caricatura, pero no le quita el carácter denunciador de este documental.
Al ingresar a la sala veo que la mayoría de las butacas están ocupadas. Voy en busca de algún asiento desocupado y en el camino veo a Osvaldo Bayer y a Felipe Pigna. Sentados los dos, uno al lado del otro. Era la primera vez que veía a Bayer y me conmovió ver a un señor de más de 80 años tan firme en su posición. A Pigna lo vi en varias oportunidades y esa impresión ya fue disuelta. Al llegar arriba de todo de la sala me doy cuenta de que no hay un asiento disponible para mí. Me siento en el pasillo como tantos otros hicieron antes que yo. No está bien, no hay dudas, pero no era una simple película, era un documental y el clima de los documentales es distinto, no es una película de Disney y esto permite, socialmente, transgredir ciertas normas. Pongo mi celular en vibrador y de paso escucho cómo van “Las Leonas” frente a Alemania por la semifinal del mundial, por suerte van uno arriba. Antes de comenzar la película, Osvaldo y Felipe pronuncian unas palabras como introducción a Awka Liwen. Fueron claros, contundentes y categóricos en sus prólogos. A grandes rasgos Awka Liwen pretende revisar ciertos acontecimientos históricos. “La conquista del desierto” es un punto central y si fuese descendiente lejano de Julio Argentino Roca, no sería buena idea estar ahí sentado. Por momentos algunos espectadores “cabeceaban” por la falta de acción de la película. Mostraban cómo era la vida de pueblos originarios todavía existentes y a nosotros, bichos de ciudad, a veces nos resulta todo muy lento y por ese motivo, creo, la gente perdía algo de interés. Es notable la investigación y trabajo del documental realmente nos muestra la otra cara de la historia. Seguramente todos los espectadores que nos encontrábamos en esa sala teníamos una idea sobre qué nos íbamos a encontrar y, por lo tanto, íbamos predispuestos a este encuentro. Pero a veces el ver y oír declaraciones de hombres y mujeres de los pueblos originarios, lo pone a uno en una situación incómoda. Casi que uno se siente responsable del desastre que ellos vivieron y todavía aún viven. Terminó el documental y aplaudimos todos con un gran entusiasmo. Se encendieron las luces y pude ver que a pocos metros de donde yo estaba había un grupo de seis o siete indígenas. Realmente para mí es un orgullo que ellos tengan la oportunidad de venir a ver un trabajo dedicado a sus pueblos. Salí de la sala y bajé apresuradamente las escaleras, pasé la puerta de entrada del cine y la ciudad ya mostraba una cara nocturna casi solitaria. Los trabajadores seguramente estarían en sus casas y los vagones, por suerte, semivacíos. Me tomo el subte y me siento. Al fin un asiento...

martes, 9 de noviembre de 2010

La noche de Rolando



http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1311326

Me asombra este artículo publicado hace más de un mes en el diario La Nación. Me imaginaba que Rolando Hanglin, tan liberal para ciertas cosas, también lo sería para conocer y comprender a la juventud (de 12 a 19 años como él aclara) Yo dejé esas edades hace unos pocos años y no veo que mi pasado haya sido representado en esas líneas. La idea de estigmatizar al adolescente aparece nuevamente en los medios de comunicación. Lo hacen con los bolivianos creyéndolos abusadores de nuestro sistema de salud público; con los peruanos creando una esfera de narcotráfico a su alrededor; con los motoqueros que no los pueden ubicar en otro rango que no sea el de “punga” (Debemos recordar una declaración de Mauricio Macri cuando en vez de decir “motoquero” dijo…si, lo que ustedes piensan. Dijo “motochorro”.
Volvamos al artículo del famoso nudista, que por cierto, también hay que admitirlo, creo que es un respetable locutor de radio. Seguramente unos tantos otros compañeros tampoco se vean representados en este artículo. La manera de creer al adolescente Argentino (Digo Argentino porque, según Rolando, en otros países los adolescentes sólo estudian y duermen) como quien solo salen a la noche a emborracharse y drogarse es una equivocación total. No voy a ser necio y decir que ninguno de los adolescentes de hoy en día no lo hagan, pero también tienen sus familias, sus amigos, su deporte, su hobbie y su estudio. Cuando iba al secundario salía a la noche, tomaba, disfrutaba con amigos y llegaba a mi casa a la madrugada. Pero también estudiaba, practicaba mi deporte, tenía mi familia, estudiaba guitarra y todas esas cosas que uno puede hacer cuando está en esa etapa. La ilusoria imagen de que todos los adolescentes se la pasan durmiendo por causa del alcohol, no es más que de una persona que no debe tener el mínimo contacto con la juventud. Ni un extremo, ni el otro. Ni son todos santos que se la pasan estudiando, ni tampoco son borrachos y drogadictos que no se preocupan por nada. Tengo la certeza de que gran parte de los jóvenes conviven en el equilibrio de la responsabilidad y la diversión. Yo mismo los veo cuando salgo los fin de semana.
La plaza de mayo de no hace más de diez días ratifica lo que dije en el párrafo anterior. Miles y miles de jóvenes (muchos de ellos con sus 18 años) se acercaron a la casa rosada para despedir a un ex presidente. Algunos podrán o no estar de acuerdo con las ideas de los jóvenes, pero ellos fueron en defensa de un proyecto político, social y económico. Perfectible como cualquier otro proyecto, pero hacía muchos años que los jóvenes no se los veía tan despiertos Rolando.
Por momentos pareciera que uno está leyendo un texto escrito por un hombre del siglo XIX. Su pensamiento tan conservador, bruto y excesivo en generalización se desacredita a sí mismo a cada instante. No puedo dejar de pensar que si una persona está de acuerdo en los argumentos de este artículo, es alguien que no tiene dialogo con los jóvenes. Hay varios pasajes del texto que evidencian cierta contradicción. En un fragmento del artículo podemos leer: “De la juventud del “amor y paz”, sonrisas alucinadas, pies descalzos, un porrito, el sonido de voces y guitarras, el sexo libre (pero sano y sin violencia) hemos pasado en pocos años a esta cabalgata de barras bravas, haciendo “pogo”…”. Si para vos, Rolando, el bailar no es un derecho humano, ¿Qué derecho humano tiene fumar un porrito? Realmente cuesta encontrar una línea lógica en tu discurso. Pareciera ser que escribiste este artículo luego de ver el programa “GPS” o alguno de esos programas que se ponen en la puerta de un boliche de alguna zona del conurbano para mostrar solamente a un grupo de jóvenes pelar. Ahí está donde vos te equivocas. Ves a los jóvenes desde la televisión. Los ves desde una editorial del diario Perfil. Los ves desde el noticiero de Eduardo Feinmann donde muestran aquél sector de jóvenes desprotegidos. En los que en muchos casos la detestable marginalización triunfó y las cámaras de televisión los muestran como responsables de su condición. Seguramente de ahí lo sacas. Porque queda demostrado que no ves que esos jóvenes, o muchos de ellos, nacieron sin poder ver a sus padres trabajar. Muchos años de gobiernos nefastos le quitaron la filosofía del trabajo y el estudio a varias generaciones y vos te desentendes del tema.
En mi vida vi una cámara de televisión o un reportero de un programa de radio entrevistando a jóvenes cuando entran a su trabajo o a su facultad. Es realmente vergonzoso e injusto tu discurso. Con ciertos adultos como vos es un milagro que muchos jóvenes estemos despiertos.